
Riego eficiente: la clave para un cultivo de cacao sostenible
Por Adolfo Levin, Chief Agronomist, Rivulis
El cacao, originario de la cuenca del Amazonas, es la base de la industria global del chocolate y un cultivo comercial vital para muchas economías tropicales. Al prosperar en climas cálidos y húmedos con temperaturas entre 20 y 30 °C, el éxito de su cultivo depende en gran medida de una gestión precisa del agua a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la germinación hasta la fructificación. Actualmente, se cultiva ampliamente en África Occidental (especialmente en Costa de Marfil y Ghana), América Latina y el sudeste asiático, siendo África Occidental responsable de más del 60 % de la producción mundial.
Tradicionalmente, el cacao se cultiva en sistemas de secano, a menudo bajo el dosel de cultivos más altos como plátano, banano o en combinación con árboles forestales comerciales o silvestres. Este enfoque agroforestal proporciona sombra natural y regulación del microclima, pero limita la productividad y restringe el cultivo del cacao a zonas ecológicas específicas.
Las técnicas agrícolas modernas, especialmente la irrigación y la fertirrigación, están transformando este paradigma. Con la posibilidad de gestionar el agua de forma precisa, los agricultores pueden ahora cultivar cacao a pleno sol desde las primeras etapas de desarrollo. Esta innovación no solo acelera el crecimiento y la productividad de las plantas, sino que también permite cultivar cacao en regiones anteriormente consideradas inadecuadas por la escasez de lluvias o las condiciones del suelo.
Entre los sistemas de riego disponibles, el riego por goteo es el más eficiente, ya que entrega el agua directamente a la zona radicular y minimiza las pérdidas por evaporación y escorrentía. También permite la fertirrigación, lo que facilita la aplicación de nutrientes con el agua para una absorción óptima.
Las necesidades hídricas del cacao varían según la etapa de crecimiento: las plántulas jóvenes requieren riegos frecuentes y poco profundos, mientras que los árboles maduros se benefician de aplicaciones más profundas y espaciadas para favorecer la floración y el desarrollo de las mazorcas. Para retener la humedad y proteger la zona radicular, el acolchado y la gestión de sombra siguen siendo prácticas complementarias, incluso en sistemas modernos.
A medida que el cambio climático altera los patrones de lluvia y aumenta la frecuencia de las sequías, el riego se vuelve esencial para la resiliencia del cultivo. Los sistemas de secano son cada vez menos fiables, lo que convierte a la infraestructura hídrica en una inversión crítica para una producción de cacao sostenible y escalable.
La nutrición equilibrada también es clave. Macronutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, junto con micronutrientes como hierro y zinc, son esenciales para un crecimiento saludable. Combinados con el riego, la entrega de nutrientes es más uniforme y eficiente.
Persisten desafíos como la escasez de mano de obra, el aumento de los costos de insumos y la competencia por los recursos. Sin embargo, los enfoques integrados —como el cultivo a cielo abierto con riego preciso, el procesamiento local y la agroforestería cuando sea aplicable— mejoran la productividad, la resiliencia y la sostenibilidad.
En conclusión, una gestión inteligente del agua mediante riego moderno no solo mejora los rendimientos y la calidad, sino que también amplía el potencial geográfico del cacao. Al adoptar estas tecnologías, el sector cacaotero puede satisfacer la creciente demanda mundial y adaptarse a las presiones ambientales y económicas.
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